Por Marcelo Moreno
El esperado anuncio del aumento de jubilaciones para marzo 2024 ha sido ensombrecido por una serie de complicaciones y tensiones en el ámbito administrativo. El viernes pasado, el presidente de la nación despidió al jefe de ANSES, Osvaldo Giordano, dejando en el limbo la información crucial para millones de jubilados y pensionados.
Tradicionalmente, el aumento se determina a partir de tres datos proporcionados por diferentes organismos: el índice Ripte del Ministerio de Trabajo, el índice de salarios del INDEC y la recaudación tributaria de ANSES. Sin embargo, la destitución de Giordano ha retrasado el proceso, ya que ANSES se encuentra actualmente sin dirección.
A pesar de esto, algunas consultoras económicas han divulgado los posibles valores del aumento. Según estos informes, el índice Ripte arrojó un 28,6%, el índice de salarios del INDEC un 27,95%, y la variación de la recaudación tributaria de ANSES un 30,68%, lo que sugiere un aumento del 29% en las jubilaciones para marzo.
Este aumento tendría un impacto significativo en los ingresos de los jubilados y pensionados. Por ejemplo, la jubilación mínima aumentaría a 137,204 pesos, la Pensión Universal al Adulto Mayor (PUAM) ascendería a 109,763 pesos, y la Pensión No Contributiva por Invalidez llegaría a 96,042.80 pesos. Sin embargo, se espera que se añada un nuevo bono para evitar una reducción nominal en los pagos, ya que los actuales están sustentados por los bonos.
La situación se agrava con las críticas vertidas por Giordano en un informe de su consultora IDESA, en el cual cuestiona las políticas gubernamentales respecto a las jubilaciones. Giordano señala que los valores actuales de las jubilaciones son similares a los de 2002, debido a la devaluación sufrida en diciembre. Esta crítica resulta particularmente llamativa dado que Giordano fue parte del gobierno hasta su reciente destitución.
Además, el informe destaca que el estado ha logrado un déficit cero en sus cuentas públicas en enero, atribuido en parte a la «licuación» de las jubilaciones. Esta situación, aunque beneficia las cifras del gobierno, implica una pérdida real en el poder adquisitivo de los jubilados y pensionados.
Ante este panorama incierto, la urgencia de designar un nuevo director ejecutivo de ANSES se vuelve imperativa. El aumento de jubilaciones no es solo una cuestión económica, sino que afecta a millones de personas y tiene amplias repercusiones en diversas prestaciones del estado. Con marzo a la vuelta de la esquina, es necesario que se tomen medidas administrativas urgentes para evitar mayores complicaciones y garantizar la estabilidad financiera de los jubilados y pensionados del país.