El gobierno de Javier Milei está viviendo días de incertidumbre y tensión. En los pasillos de la Casa Rosada, la ansiedad se respira en el aire. El anuncio fallido del acuerdo con el FMI dejó a los mercados en vilo y a los argentinos con una pregunta latente: ¿hacia dónde vamos? Al mismo tiempo, la pelea con Mauricio Macri marca el pulso de una batalla por el control político en la Ciudad de Buenos Aires, mientras Milei busca su propia identidad en un escenario donde cada paso es observado con lupa.
Un mensaje que nunca llegó
Todo empezó con una promesa de estabilidad que terminó en confusión. Cuando el ministro de Economía, Luis Caputo, anunció que se negocian 20.000 millones de dólares con el FMI, en vez de traer calma, generó más dudas. Los mercados reaccionaron con nerviosismo y el dólar se disparó. La gente de a pie, la que no entiende de tecnicismos financieros pero sí de la suba del pan y la nafta, sintió en carne propia el impacto de un gobierno que no logra transmitir certezas.
En un intento desesperado por retomar el control, Milei salió a aclarar que el anuncio había sido autorizado por la titular del FMI, Kristalina Georgieva, pero el daño ya estaba hecho. Las desmentidas y las correcciones a destiempo dejaron al descubierto un problema más profundo: el gobierno no tiene una estrategia de comunicación clara y eso se paga caro en un país acostumbrado a vivir en la incertidumbre.
El poder en disputa
Mientras la economía tiembla, la política no se queda atrás. Milei sabe que necesita consolidar su espacio, y para eso decidió profundizar la grieta. En un tono desafiante, volvió a poner a Cristina Kirchner en el centro de la escena, asegurando que «sabe que va a ir presa». Su estrategia es clara: polarizar para consolidar su base. Sin embargo, no todos dentro de su propio espacio están convencidos de que sea la mejor jugada.
Pero la verdadera batalla se está dando en la Ciudad de Buenos Aires. La relación entre Milei y Macri, que alguna vez pareció cercana, hoy está completamente rota. La decisión de postular a Manuel Adorni como cabeza de lista de La Libertad Avanza para la Legislatura porteña es un golpe directo al macrismo. En la Casa Rosada aseguran que Adorni es la mejor opción para representar «las ideas del presidente», pero también admiten que su candidatura obligará a buscarle un reemplazo como vocero.
El peso de las decisiones internacionales
En paralelo a las tensiones internas, el gobierno busca apoyo en el exterior. El canciller Gerardo Werthein viajó a Washington para tratar de asegurar el respaldo de Estados Unidos en la negociación con el FMI y explorar la posibilidad de un Tratado de Libre Comercio con la administración de Donald Trump. Sin embargo, este movimiento no será fácil, ya que podría chocar con las reglas del Mercosur y generar conflictos con los socios regionales de Argentina.
Mientras tanto, el futuro del acuerdo con el FMI sigue siendo una incógnita. Caputo viajará en abril a Washington con la esperanza de cerrar el trato y Milei planea una visita a la Casa Blanca en mayo. Pero más allá de las reuniones y las fotos con líderes internacionales, lo que realmente importa es qué impacto tendrán estas decisiones en la vida cotidiana de los argentinos.
El desafío de recuperar la confianza
Milei llegó al poder con un mensaje de cambio, con la promesa de terminar con la vieja política y darle un nuevo rumbo al país. Pero a pocos meses de su gobierno, la realidad se impone con fuerza. La incertidumbre económica, los errores de comunicación y las tensiones políticas ponen a prueba su liderazgo. En este contexto, la pregunta es si logrará corregir el rumbo o si, como tantas veces en la historia argentina, el sueño del cambio quedará atrapado en el laberinto de la política y la economía.
Lo que está en juego no es solo el futuro del gobierno, sino el de millones de personas que esperan respuestas concretas en medio de la tormenta.