El presidente Javier Milei volverá a Tucumán este 9 de julio para encabezar un acto reducido por el Día de la Independencia, sin desfile militar ni movilización de tropas, en línea con su política de ajuste y recorte del gasto público.
El evento se limitará al izamiento de la bandera nacional y un breve discurso desde la Casa de Tucumán. Según fuentes oficiales, será una ceremonia austera pero cargada de simbolismo político. Milei busca utilizar la fecha patria para enviar un mensaje claro a los gobernadores: la disciplina fiscal es la nueva base del vínculo entre Nación y provincias.
Este año, el Gobierno decidió suspender el tradicional desfile militar, alegando restricciones presupuestarias. La postal del año pasado, con más de 6.000 efectivos y 2.000 veteranos marchando en la Avenida del Libertador, había costado unos 720 millones de pesos. Actualizado por inflación, ese gasto podría superar hoy los 1.000 millones.
La austeridad también responde al momento político: a un año exacto de la firma del fallido “Pacto de Mayo”, que Milei había impulsado como un acuerdo refundacional para avanzar en reformas estructurales (tributarias, laborales y previsionales), el vínculo con gran parte de los gobernadores está tenso. La falta de consenso legislativo, los recortes en las transferencias y la pelea por los fondos coparticipables mantienen trabada la relación con muchas provincias.
Pese a eso, el Gobierno anunció la conformación del “Consejo de Mayo”, una mesa de diálogo político que comenzará a reunirse mensualmente con representantes del Ejecutivo, gobernadores, legisladores, gremios y cámaras empresarias.
Mientras tanto, el presidente aprovechará el escenario tucumano para reforzar su narrativa contra “la casta” y mostrar la austeridad como virtud política, aún con la incógnita de cuántos mandatarios provinciales lo acompañarán en la foto.
