En medio de una profunda crisis política y de representatividad, es imperativo reflexionar sobre el estado actual de la dirigencia y la actividad política en general. La sociedad demanda líderes comprometidos, apasionados por resolver problemas y verdaderamente representativos de sus intereses.
Nos adentramos en un análisis crítico de la situación actual, donde observamos una preocupante pérdida de cercanía entre los dirigentes y la ciudadanía, exacerbada por el impacto de las redes sociales. La superficialidad de la política en la era digital ha desplazado el verdadero compromiso doctrinario y la atención a las necesidades reales de la gente.
Es hora de volver a los principios fundamentales que históricamente han fortalecido movimientos como el peronismo: el compromiso con la justicia social y la atención a las demandas populares. No podemos permitir que la política se convierta en un concurso de belleza, donde la estética y el discurso vacío ocupen el lugar de la acción y la resolución de problemas concretos.
Es necesario un replanteamiento urgente de las cualidades subjetivas que deben caracterizar a los dirigentes políticos, así como una apertura de espacios de participación que aseguren una representación verdadera y efectiva de la diversidad de voces de la sociedad.
En este contexto de posmodernidad, donde la crisis política se refleja en todas las esferas de la actividad humana, es fundamental dirigir nuestra mirada hacia la reconstrucción de un liderazgo político auténtico, comprometido y verdaderamente representativo.
Marcelo Moreno
