Inicio ACTUALIDAD A 35 años del Holocausto de Villa Jardín: El clamor de justicia...

A 35 años del Holocausto de Villa Jardín: El clamor de justicia sigue sin respuesta

295
0

Este miércoles 16 de octubre se cumplen 35 años de la tragedia que marcó a fuego la historia de Formosa: el “Holocausto de Villa Jardín”. Aquel día, ocho niños murieron por asfixia y quemaduras en un incendio en la Comisaría del Menor de la capital formoseña. Tres décadas y media después, los ecos del dolor y la indignación siguen resonando, mientras los familiares de las víctimas continúan clamando justicia en un estado que les ha dado la espalda.

El contexto de aquel 1989 agrava aún más la tragedia. La muerte de estos niños, encerrados en condiciones infrahumanas, ocurrió en el Día de la Madre, un símbolo de protección y cuidado que, en este caso, se transformó en el recuerdo de una pérdida insuperable. En ese entonces, Formosa era gobernada por Vicente Joga, mientras que el actual gobernador, Gildo Insfrán, ocupaba el cargo de vicegobernador. Pese a la magnitud del hecho, la única consecuencia judicial fue la destitución del juez de Menores Héctor Gallardo. Ningún responsable fue encarcelado por el homicidio de aquellos jóvenes, quienes fueron abandonados a su suerte en una celda de tres por tres metros.

Entre las víctimas figuran los nombres de Ángel Moreno, Víctor Sanabria, Roberto Del Valle, Gustavo Rodríguez, Agustín Rodas, Edgardo Benítez, Walter Aguilar y Luis Dañacón. Jóvenes entre 12 y 17 años, muchos de ellos pertenecientes a comunidades originarias y todos de origen humilde. En la fatal noche, Maidana, el policía encargado de las llaves, no los rescató. En su lugar, presenció el horror y alegó haber olvidado dónde estaban las llaves. El detalle cruel es que este mismo oficial ya había intentado incendiar otra dependencia policial y, como castigo, cumplía sanción en la comisaría cuando ocurrió el desastre.

El trato que recibían estos niños era inhumano. Hacinados, sin agua corriente, obligados a dormir en el suelo y víctimas de constantes abusos físicos y sexuales, sus vidas eran una cadena de humillaciones. El fuego fue el último golpe de un sistema que, a lo largo de los años, los había condenado a la miseria. ¿Cómo puede una sociedad tolerar que tales atrocidades queden impunes?

Han pasado 35 años, y las familias de estos jóvenes aún esperan justicia. Pero la justicia sigue sin llegar. El silencio de las autoridades es un silencio cómplice, y la falta de voluntad política para esclarecer el caso perpetúa una angustia que parece no tener fin. Cada día que pasa sin respuestas es una nueva herida abierta para los familiares que han visto cómo sus seres queridos han sido olvidados.

¿Cuánto más deben esperar? ¿Hasta cuándo la justicia seguirá ciega y sorda frente a este crimen que aún conmueve a toda la sociedad? . No podemos permitir que este dolor siga siendo ignorado. Las familias de las víctimas merecen justicia, y la memoria de estos niños merece ser honrada con la verdad y la condena de los responsables.

La impunidad no puede ser el legado de esta tragedia. Es hora de actuar, antes de que el olvido consuma por completo la esperanza de justicia.

Marcelo Moreno / Formosa24.com.ar