Lo que debía ser una cirugía ginecológica de rutina terminó en un dramático y complejo cuadro médico para Alison Calfunao, una joven de 30 años oriunda de Neuquén, que ingresó el 9 de junio a la Clínica San Lucas para realizarse una ligadura de trompas y terminó atravesando dos paros cardíacos, una trombosis, la amputación de una pierna y un trasplante urgente de corazón.
La intervención inicial no presentaba mayores riesgos. Sin embargo, durante la operación, Alison sufrió dos paros cardíacos y fue derivada de urgencia a otras clínicas de la ciudad. Con el correr de los días, una infección derivó en una trombosis severa, lo que obligó a amputarle una pierna.
Ya conectada a un sistema de asistencia mecánica (ECMO), su estado se volvió crítico, por lo que fue trasladada al Hospital Italiano de Buenos Aires, donde finalmente recibió un corazón compatible y fue trasplantada el 17 de junio. Actualmente se encuentra en recuperación, acompañada por su familia.
La solidaridad que salvó vidas
El operativo para llevarla a Buenos Aires fue posible gracias a la comunidad del barrio Unión de Mayo, que se movilizó al ver un video publicado por el referente barrial Gustavo Ancafil, logrando viralizar el caso y reunir fondos para el traslado.
Exigen justicia y explicaciones
La familia Calfunao reclama respuestas urgentes: hasta el momento no recibieron explicaciones claras del equipo médico que realizó la intervención inicial. La Fiscalía de Delitos contra las Personas de Neuquén ya investiga lo ocurrido y solicitó las historias clínicas a todas las instituciones involucradas.
El caso genera fuerte conmoción y reabre el debate sobre los protocolos médicos en procedimientos considerados “menores” pero que, ante fallas graves, pueden derivar en tragedias.
¿Qué es la ligadura de trompas?
Se trata de una cirugía breve y generalmente segura que impide embarazos de forma permanente. Puede realizarse por laparoscopía y suele requerir solo 1 o 2 días de recuperación. Es una práctica frecuente y, según el Ministerio de Salud, no debería afectar la menstruación ni la vida sexual de la paciente.
El caso de Alison, por su nivel de complicaciones, es extremadamente raro, pero expone con crudeza lo que puede pasar cuando fallan los protocolos, el control y la responsabilidad médica.